Al analizar todos estos cambios podemos llegar a la conclusión de que la educación siempre jugará un papel muy importante y que cada docente tiene en sus manos el futúro de los niños y jóvenes en su que hacer educativo.
Hoy en día, la tarea de los docentes no es fácil cuando se trata de orientar el aprendizaje de los alumnos permitiéndoles ser capaces de enfrentarse a la realidad que les rodea siendo críticos, creadores...y así lograr desarrollar habilidades tales como la reflexión, análisis, síntesis, crítica, innovación y creatividad.
Es necesario desarrollar la sensibilidad de los alumnos, creando disciplinas integradoras; respondiendo a una auténtica atención a la diversidad en la que puedan identificar y establecer retos, ayudas y valoraciones propias de las características personales de cada uno de nuestros alumnos, permitiendoles la interacción entre ellos, aumentando sus posibilidades de aprendizaje...Todo ello potenciará, entre otros, el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo, asi como la adquisición de valores.
Que no se pierda en cada uno de nosotros los maestros, niños, jóvenes y sociedad en general, el valor más grande, que es el amor, valor que abarca todo bien y nos lleva a progresar pues nos permite descubrirnos, cuidarnos a nosotros mismos, cuidar y amar la naturaleza, ver a los demás como a nosotros mismos así tendremos más conciencia de lo que nuestro mundo necesita.
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